Vitoria-Gasteiz, European Green Capital 2012
Vitoria-Gasteiz, European Green Capital 2012

¿cómo de verdes son nuestras ciudades?

26 de septiembre de 2013
Hace algunos años, diferentes instituciones públicas y privadas, asociaciones de consumidores, empresas y universidades empezaron a elaborar informes para evaluar la calidad de vida de las principales ciudades españolas, clasificándolas como más o menos verdes en función, generalmente, de la superficie de zonas verdes por habitante que tenía cada ciudad. Este índice, comparado con los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud -entre 10 y 15m2 de zonas verdes por habitante- y con los establecidos por las diferentes Leyes de Suelo aprobadas por las Comunidades Autónomas -un mínimo de 5m2 por habitante de zonas verdes y espacio libre en Sistemas Generales, más un 10% de la superficie o bien 20m2 por cada 100m2 construidos de cualquier uso en los Sectores de suelo urbano no consolidado o urbanizable a desarrollar-, mostraba un déficit importante de zonas verdes en nuestras ciudades, aunque en muchos casos los resultados se contradecían por la diferente metodología empleada, o estaban distorsionados por intereses políticos y económicos. Sin embargo, ¿es suficiente para considerar una ciudad como verde emplear sólo las zonas verdes como criterio de sostenibilidad? No.

Las zonas verdes proporcionan un espacio a la ciudadanía para el encuentro, el ocio y el ejercicio físico, mejoran la calidad de nuestro aire, fijando el CO2 y las partículas contaminantes en suspensión, ayudan al conocimiento de nuestro medio natural, refuerzan el sentimiento de pertenencia y de identidad de los ciudadanos, tienen un alto valor estético y estructuran funcionalmente las ciudades. Pero para poder ser disfrutadas por el mayor número posible de ciudadanos, estas zonas verdes han de encontrarse a una distancia próxima de las viviendas y de las zonas de trabajo, que no sea mayor de cinco minutos o 300m. Su superficie debería ser, al menos, 10m2 por la población de su área de incidencia.

Pero no todas las zonas verdes tienen la misma calidad, densidad ni estructura. Además de su uso como espacio público, las zonas verdes pueden funcionar como sumideros de CO2 compensando las emisiones de vehículos, infraestructuras, viviendas y ciudadanos, por lo que su extensión no debería definirse únicamente en función de su población servida, sino que debería incluir la necesaria para ser funcionales desde un punto de vista ecológico y ambiental. Por otro lado, una zona verde es soporte de una fauna y flora diversa, mucho más rica y diversa desde un punto de vista ecológico si está en relación con otras zonas verdes próximas: las especies que habitan una zona verde -normalmente pequeños mamíferos y aves- tienen mayores posibilidades de supervivencia por la diversidad genética si pueden relacionarse con individuos de otras zonas verdes próximas. Pero, incluso, una zona verde podría estar dedicada a la agricultura o a la ganadería.

¿Es una ciudad verde una ciudad con una adecuada proporción de zonas verdes, de calidad, ecológicamente valiosas, distribuidas regularmente en su trama urbana, conectadas entre sí y accesibles a la mayor parte de la población? No solamente, aunque las zonas verdes son básicas.

Las ciudades tienen una componente social y humana que es tan importante como la componente ambiental y natural: podríamos decir que las ciudades son el resultado de las interacciones de las sociedades con el medio natural en el que se asientan y desarrollan.

La componente social nos habla del modelo de ciudad, desde el punto de vista del intercambio de información y de relación social, y desde el punto de vista ambiental: se trata de conseguir ciudades densas y compactas en las que las relaciones sociales se produzcan en espacios públicos habitables, multifuncionales y de calidad, accesibles a todos los ciudadanos y cercanos, con estrategias que mejoren la integración de los distintos grupos sociales, reduzcan el consumo de energía y los niveles de contaminación acústica y atmosférica, minimicen los accidentes, promuevan la proximidad entre hogar y trabajo, impulsen un transporte público eficiente, que fomenten la movilidad peatonal y ciclista, y ofrezcan alternativas de ocio y tiempo libre a todos los ciudadanos. Podemos evaluar estos objetivos con indicadores, otorgando a cada uno de ellos valores ponderados, de modo que su lectura conjunta pueda darnos una imagen de la componente social de la ciudad. En esta metodología se apoya el trabajo desarrollado por Salvador Rueda y la Agència d’Ecologia Urbana de Barcelona en el Plan de Indicadores de Sostenibilidad Urbana de Vitoria-Gasteiz o en el Plan Especial de Indicadores de Sostenibilidad Ambiental de la Actividad Urbanística de Sevilla.

Esta organización del espacio urbano tiene mucho que ver con la idea de entropía. Adaptada del segundo principio de la termodinámica por la mecánica estadística y la teoría de la información, la entropía es una medida de la distribución aleatoria de un sistema, que alcanza valores máximos en sistemas en equilibrio ordenados según su condición más probable. En las ciudades, la entropía es una medida de su complejidad: a mayor mezcla de usos, densidad y número de elementos, la entropía es mayor -hay un mayor intercambio de información-, por lo que esas ciudades son más valiosas e interesantes. La información puede ser transmitida directamente de un individuo a otro, o indirectamente a través de otro individuo o grupo, o utilizando soportes físicos, virtuales o digitales.

Por tanto, ¿cómo es una ciudad verde?, ¿cómo se define?: podemos decir que una ciudad verde es una ciudad sostenible en sus componentes naturales y sociales, compleja, densa, con zonas verdes y espacios públicos de calidad, accesible, peatonal y ciclista, autosuficiente energéticamente, democrática, ecológica, con una gran mezcla de usos y transmisión de información. ¿Son nuestras ciudades así? Parece que aún nos queda mucho para tener ciudades verdes, aunque existen algunas que están dando pasos interesantes hacia la sostenibilidad como Vitoria-Gasteiz, Capital Verde Europea de 2012.

Para saber más:
Guía metodológica para los sistemas de auditoría, certificación o acreditación de la calidad y sostenibilidad en el medio urbano, Ministerio de Fomento, Agència d’Ecologia Urbana de Barcelona, 2012.
Modelos urbanos sostenibles, Cat-Med, Observatorio de Medio Ambiente Urbano, Instituto del Mediterráneo, 2012.
Sostenibilidad Local: una aproximación urbana y rural, Observatorio de la Sostenibilidad de España, 2009.
Libro Verde del Medio Ambiente Urbano, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Agència d’Ecologia Urbana de Barcelona.
Cálculo de la entropía producida en diversas zonas de Madrid, José Fariña Tojo, 1976.
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