piazza della scala

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propuesta de espacio público y paisaje urbano para la Piazza della Scala

situación: Milán, Italia

año: 2015

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La Piazza della Scala es uno de los espacios públicos más populares y representativos de Milán. Además de punto de atracción turística, la Piazza es un lugar de encuentro, un espacio cívico en el que son frecuentes las actividades culturales al aire libre a lo largo de todo el año. Es, en definitiva, un importante foco de la vida cultural de Milán, gracias sobre todo al edificio del que toma su nombre y que se sitúa al noroeste de la plaza: el Teatro alla Scala, uno de los más famosos centros operísticos mundiales, proyectado por Giuseppe Piermarini en 1778.
Sin embargo, la plaza no aparece hasta mediados del siglo XIX, cuando se derriban los edificios que la ocupaban para crear un espacio público en forma de plaza abierta frente al Teatro. En el proceso de construcción del nuevo espacio se levantan nuevos edificios que van a enriquecer la calidad perceptiva de la Piazza: en el extremo sureste, frente al Teatro, Luca Beltrami levanta en 1892 la nueva fachada del Palazzo Marino, sede del ayuntamiento de la ciudad desde 1861, y proyectado por Galeazzo Alessi en 1563. La fachada noroeste del Palazzo parecía, tras la demolición de los edificios de la Piazza, un conjunto de formas y volúmenes poco proporcionados y desordenados, discordantes con el nuevo espíritu y la imagen neoclásica que se buscaban. Para solucionarlo, Beltrami se inspiró en la fachada principal original -la sudeste- del proyecto de Alessi, situada sobre la Piazza San Fedele. La nueva fachada eliminaba así el carácter medieval de la original, y se integraba en el lenguaje común de las otras fachadas de la Piazza: las de la Galleria Vittorio Emanuele II, construida entre 1865 y 1878 por Giuseppe Mengoni; la Banca Commerciale Italiana, proyectada en 1906 por Beltrami, y el Palazzo della Civica Ragioneria, construido entre 1918 y 1927, también según un proyecto de Beltrami.
En el centro de la nueva Piazza se colocó en 1872 un monumento en granito y mármol dedicado a Leonardo da Vinci, obra de Pietro Magni. Su posición no era casual, a medio camino en el eje visual entre el Teatro alla Scala y el Palazzo Marino, ya que Leonardo era un símbolo que representaba la unión entre política y cultura a la que la nueva burguesía milanesa aspiraba durante la Unificación italiana del siglo XIX. Como si fuera una obra de arte total, Beltrami también diseñó el mobiliario urbano, las jardineras, la fuente y las farolas que adornan la Piazza. Por ello, es a Beltrami a quien debemos la definición de uno de los espacios públicos más singulares de Milán, aún a pesar de las transformaciones que ha experimentado durante el siglo XX para adecuarse al tráfico rodado y a las nuevas necesidades urbanas.

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Además de un espacio cultural, la Piazza es también parte de un espacio público peatonal de mayor tamaño: está relacionada con las vecinas Piazza San Fedele y Via Filodrammatici, con la Piazza Duomo -a través de la Galleria Vittorio Emanuele II, una calle comercial decimonónica cubierta por bóvedas y cúpulas de hierro y vidrio-, y con las calles que desembocan en el propio Duomo. El conjunto forma un área peatonal de más de 70.000 m2. Por ello, parece evidente que cualquier intervención que se desarrolle en este espacio debe atender preferentemente a dos criterios: el mantenimiento del uso cultural público y el fortalecimiento del espacio peatonal.
Objetivos de calidad del espacio urbano
Para fortalecer el uso ciudadano y cultural de la Piazza proponemos una serie de objetivos de calidad o criterios para la nueva ordenación del ámbito a escala de barrio. Entendemos que la Piazza no es sólo un espacio definido en relación al Teatro alla Scala sino un espacio público integrado en la trama urbana del centro de Milán, con una especial relación con la Piazza Duomo. Así, los objetivos de calidad propuestos deben leerse como una estrategia de actuación: señalan sus cualidades y sus elementos de valor y, en definitiva, plasman la aspiración de una imagen global para la Piazza y su entorno.
Proponemos:
-Identificar los valores arquitectónicos de la Piazza y de los edificios que la envuelven como el resultado de un proceso de evolución urbana culminado con un alto grado de homogeneidad formal, entendiendo que son parte inseparable de la identidad de Milán y haciéndolos visibles a turistas y ciudadanos.
-Mejorar la calidad de la escena urbana, introduciendo nuevos materiales, vegetación y mobiliario urbano respetuosos con los valores arquitectónicos de la Piazza, y que ayuden a que el espacio público de la Piazza sea más agradable y atractivo, accesible y abierto para que todos los vecinos, independientemente de su condición física o edad, pueden disfrutarla libremente.
-Integrar de un modo más eficaz la Piazza con las áreas peatonales presentes en la trama urbana del centro de Milán, fortaleciendo la diversidad de usos en el espacio público.
-Facilitar el uso público, libre y accesible de la Piazza como prolongación de los espacios culturales, museos y teatros que la envuelven, como extensión natural de la cultura en el espacio público.
-Favorecer el uso ciudadano del espacio urbano, convirtiendo la Piazza en un lugar donde la gente puede relacionarse, conocerse, sentarse, descansar, hablar o jugar.
-Priorizar los recorridos peatonales y la movilidad urbana sostenible frente al tráfico rodado en la trama urbana de la Scala, desarrollando acciones para calmar el tráfico, potenciar el uso de la bicicleta y conseguir que el peatón tenga prioridad frente al coche.

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Estrategia de paisaje urbano
Para desarrollar los objetivos de calidad del espacio urbano, nuestra propuesta se apoya en cuatro estrategias de paisaje que nos permiten integrar en una única propuesta de ordenación el análisis del lugar y las aspiraciones ciudadanas.
Estrategia 1: Desplazamiento del monumento a Leonardo desde el centro de la Piazza al frente del Teatro alla Scala.
Por su posición actual, centrada, el monumento a Leonardo atrae la mayor parte de las miradas de los ciudadanos y turistas que acceden a la Piazza. Se superpone a las fachadas de los edificios que le envuelven, ocultándolos al visitante, y sólo el Teatro alla Scala, por su posición y su valor simbólico, puede competir con él. Al desplazar el monumento a Leonardo al extremo norte de la Piazza, se consiguen dos cosas: por un lado, se liberan las vistas interiores y exteriores, de modo que todos los edificios adquieren visibilidad; por otro lado, el monumento a Leonardo se convierte en el hito que señala la presencia de la Piazza, al situarse en la confluencia visual de las calles que acceden a la Piazza. Gracias a esto, el monumento gana representatividad e importancia en la trama urbana de Milán.
Estrategia 2: Visuales interiores en la Piazza.
El carácter singular de los edificios que envuelven la Piazza se refuerza liberando las vistas interiores entre fachadas y monumentos. El objetivo es conseguir que todos ellos puedan ser visibles simultáneamente desde los accesos a la Piazza y desde los propios monumentos. De este modo, la Piazza puede ser entendida desde lo particular a lo global, como una auténtica escena urbana donde se celebra la vida y no sólo como una interesante acumulación de patrimonio e historia. Las visuales potencian, además, la percepción del espacio público como foyer, como prolongación de la actividad cultural del Teatro y los museos en la Piazza.
Estrategia 3: Vegetación.
Para equilibrar la relación entre uso cultural, uso ciudadano y patrimonio arquitectónico, empleamos la vegetación. Los lugares son más atractivos cuando ofrecen la posibilidad de ser usados de diferentes modos, de forma simultánea. Sentarse a hablar, descansar o jugar debe ser compatible con la expresión artística o el turismo. Así, se delimitan en la Piazza nueve pequeñas zonas verdes con árboles y flores, orientadas de modo que no impidan las vistas interiores de fachadas y monumentos. Las zonas verdes permiten delimitar áreas con distintos niveles de privacidad en la Piazza, protegidas del ruido del tráfico o donde puedan desarrollarse actividades artísticas vinculadas al Teatro y a los museos de modo simultáneo al paseo o al uso turístico. Cada zona verde posee un banco longitudinal en uno de sus lados, situado de modo que reciba la sombra de los árboles en verano. El banco favorece que la gente se reúna: si ese banco se enfrenta a otro banco, o lo alargamos, ayudamos a que puedan surgir conversaciones espontáneas. Es una herramienta muy útil para crear ciudad.
Estrategia 4: Área peatonal prioritaria.
La Piazza es un foco de atracción turístico de gran importancia. Pero es también un nudo urbano en el que se cruzan los peatones que llegan desde Via Verdi, Via Manzoni y Via Filodrammatici con aquellos que llegan desde el Duomo a través de la Galleria Vittorio Emanuele II. La Piazza es un lugar de encuentro que, sin embargo, se ve limitado por el tráfico rodado que discurre por Via Manzoni, Via Verdi y Via Case Rotte. En los cruces entre estas calles y la Piazza el tráfico rodado tiene prioridad, por lo que los peatones deben esperar su turno para cruzar. La situación es, además, incómoda, ya que las aceras son estrechas y difícilmente pueden acoger tanta gente como la que accede a la Piazza en las horas punta del día o en verano. Para favorecer el carácter de punto de encuentro es necesario que los peatones recuperen la prioridad. Las imágenes y grabados de principios del s.XX muestran un espacio continuo, unitario, en el que se entremezclan libremente peatones, tranvías y coches de caballos. Aunque hoy en día no es fácil recuperar esa libertad de circulación -simplemente, porque el número de vehículos es muy superior al de principios del s.XX-, sí es posible convertir la Piazza en un área peatonal prioritaria, sin bordillos y accesible, conectada espacialmente con las áreas peatonales cercanas, y con una pavimentación diferenciada que avise a los conductores de que deben reducir la velocidad de circulación a su paso por la Piazza y que, en todo caso, los peatones siempre tienen prioridad de paso. Para ello, desaparecen los pasos de cebra, se reduce la sección y el número de carriles de circulación en Via Case Rotte, y se restringen algunos giros desde Via Manzoni y Via Case Rotte.

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Propuesta de ordenación
La nueva Piazza aprovecha el espacio público ganado al tráfico rodado en Via Case Rotte, Largo Raffaele Mattioli y Via Manzoni para extenderse hasta las fachadas del Teatro alla Scala y de la Banca Commerciale Italiana. Uno de los objetivos de la propuesta es fortalecer la movilidad urbana sostenible, centrada en los recorridos peatonales y ciclistas: la Piazza se integra en la red ciclista de Milán a través del carril bici que discurre por un lateral del Teatro alla Scala, en Via Verdi. En la Piazza las bicicletas pueden circular libremente, con atención a los peatones, para continuar hacia Piazza San Fedele. En el espacio ganado al Largo Raffaele Mattioli -donde hoy existe un aparcamiento de motocicletas- se proyecta un espacio verde que es, al mismo tiempo, un aparcamiento de bicicletas -y motocicletas-.
La Piazza tiene, desde su última remodelación en 1999, un carácter peatonal, vinculado a los recorridos que la conectan con la Piazza Duomo. Nuestra propuesta potencia este carácter. La nueva Piazza se une así con las calles peatonales de Piazza San Fedele, Via Filodrammatici y Galleria Vittorio Emanuele para crear un espacio público continuo peatonal como parte de la trama urbana peatonal del centro de Milán, donde el tráfico rodado está restringido. El encuentro entre la Piazza y las calles adyacentes se resuelve dando prioridad al peatón: la Piazza mantiene una misma cota, tanto dentro de sus límites originales como en el nuevo espacio público ganado, ligeramente elevada sobre las antiguas vías rodadas, y facilita así la accesibilidad universal a todos los ciudadanos, independientemente de su edad, condición física o discapacidad. No hay bordillos ni escalones. El cambio de pavimento en los accesos rodados a la Piazza permite a los coches, autobuses y tranvías salvar ese pequeño desnivel, mientras sirve como herramienta para el calmado de tráfico y avisa a los conductores que la prioridad en la Piazza es del peatón.
Sin embargo, es quizás más importante el uso ciudadano del nuevo espacio, enfocado en la cultura y el uso público. Las nuevas zonas verdes que tapizan la Piazza delimitan áreas con una distinta intensidad de uso y grado de intimidad, abiertas al uso cultural -y también, al descanso, al juego y al encuentro-, sin negar las vistas sobre el patrimonio artístico de la Piazza. Envuelven áreas de menor tamaño, orientadas hacia cada uno de los museos y al Teatro della Scala, identificables por los distintos pavimentos y texturas que componen la Piazza, en las que pueden desarrollarse actividades culturales, artísticas o juegos simultáneamente. Son realmente como lienzos en blanco, listos para acoger la creatividad espontánea o las actividades culturales de los museos y teatros. No obstante, sirven también como lugar singular de encuentro, donde se puede descansar después de visitar la ciudad, aislarse del ruido de la ciudad para leer o reunirse con los amigos. El área de mayor tamaño es, obviamente, el abierto al Teatro, que está delimitado lateralmente por el monumento a Leonardo.
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Materialización
El uso público necesita la interacción social de las personas: los lugares son más atractivos cuanto más facilitan que puedan ser usados de modos diversos. El banco favorece que la gente se reúna, se conozca y charle espontáneamente. El banco es una pieza sencilla, longitudinal y prismática, de piedra, acero y madera. Se adosa a las zonas verdes, en uno de sus lados, para crear zonas con diferentes grados de intimidad, abiertas pero protegidas del ruido y del tráfico: en algunos casos dos bancos se colocan enfrentados para fomentar la interacción social; en otros casos, los bancos se aíslan para favorecer el descanso y la tranquilidad. En verano, los árboles bajo los que se sitúa le proporcionan sombra y frescor. En invierno, en cambio, dejan pasar la luz para hacer la estancia más agradable.
La vegetación enriquece la calidad del nuevo espacio urbano. Se propone utilizar árboles típicos de las llanuras de Lombardía, como el roble (Quercus robur), la encina (Quercus ilex), el carpe (Carpinus betulus), el aliso (Alnus glutinosa), el arce (Acer campestre), o el fresno (Fraxinus excelsior). Son árboles resistentes al entorno urbano y pueden soportar un clima con heladas invernales y con algunos días de fuerte calor en verano. Las praderas se tapizan sin orden aparente con plantas rústicas y aromáticas, habituales en los suelos agrícolas que rodean Milán o que puedan prosperar en un sotobosque de encinas, robles o fresnos como, por ejemplo, la Scilla bifolia, el ranúnculo blanco (Anemone nemorosa), la fresa salvaje (Fragaria vesca), la amapola (Papaver rhoeas), la milenrama (Achillea millefolium), la cincoenrama (Potentilla reptans), la margarita (Bellis perennis), la manzanilla (Matricaria recutita), la malva (Malva sylvestris), la achicoria (Cichorium intybus), el diente de león (Taraxacum officinale), el aciano (Centaurea cyanus), el espliego (Lavandula angustifolia), la salvia (Salvia officinalis), el orégano (Origanum vulgare) o el tomillo (Thymus vulgaris). Las formas y colores de las plantas variarán con el cambio de las estaciones.
El carácter e historia de Milán se puede leer en sus calles, ricas en materiales, formas y texturas. Tradicionalmente realizados con piezas prismáticas de granito, pórfido o piedra de río, los pavimentos que cubren Milán emplean el contraste de diferentes técnicas tradicionales, como el ciottolato, el lastricato o el selciato, para crear escenas urbanas singulares y atractivas. Manteniendo esta lógica compositiva, en la nueva Piazza reinterpretamos y mezclamos estas técnicas entre sí para crear una pavimentación heterogénea, un mosaico de piedra que refuerza el carácter singular de los edificios de la Scala y define visualmente las áreas interiores del nuevo espacio público. Queremos que la nueva Piazza sea respetuosa con la historia y el carácter de la Scala y de Milán.