la ciudad
Cada una de estas disciplinas tiene una idea propia de ciudad, a veces contradictoria o incompleta: identifican la ciudad, por ejemplo, con el espacio habitado por un gran número de personas, compacto y denso, con el territorio urbanizado, con una comunidad de personas, con el área en el que se desarrollan actividades y usos residenciales, comerciales, culturales, industriales y otros terciarios o, simplemente, con lo que no es rústico.
Una definición que englobara todas estas ideas podría describir la ciudad como el asentamiento construido y habitado por una sociedad en un territorio, que se estructura y ordena a partir de los espacios públicos -plazas, calles, mercados, parques o jardines-, que proporciona servicios a la propia comunidad y a las poblaciones cercanas de menor entidad, cuyo espacio interior es compartido por usos residenciales, comerciales, culturales, administrativos e industriales, y con una trama compacta y densa que está en relación con el territorio agrícola o natural que le rodea.
O quizás, como sugiere nuestro imaginario colectivo de un modo más sencillo, la ciudad podría definirse como lo que no es rural. Esta definición, en su sencillez, dejaría fuera algunos de los usos que, sin ser plenamente urbanos o rurales, suceden habitualmente en nuestras poblaciones: áreas deportivas, huertos urbanos, granjas, zonas residenciales de baja densidad, pequeñas zonas de venta al por menor de productos locales o usos turísticos, por ejemplo.
La ciudad es también, como el paisaje, un hecho cultural y una construcción social, aunque el interés de su idea reside más en los múltiples usos e intensidad de las acciones públicas, políticas y económicas que suceden en su interior y en la diversidad de necesidades e identidades de sus habitantes, que en su forma o su tamaño.
Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público. Enrique Tierno Galván.
Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya. José Ortega y Gasset.