senda abierta

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concurso de ideas para un nuevo acceso peatonal a la senda costera de Mataleñas, con Beatriz Díaz Díez, arquitecto, y María Venegas Pérez, ingeniera de caminos

situación: Santander, Cantabria, España

año: 2014

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En las ciudades, es habitual que el encuentro entre la trama urbana y los espacios abiertos y de carácter más natural se produzca de un modo abrupto, como si el planeamiento urbano trazara una frontera que delimitara el carácter antrópico o natural del territorio a cada lado de la línea y nada pudiera traspasar ese límite, ni siquiera los ciudadanos. En Santander, el paseo marítimo que recorre las playas del Sardinero termina de golpe contra los acantilados de Cabo Menor y Mataleñas: aquí, el espacio público pierde todo su interés y se transforma en un fondo de saco dedicado al aparcamiento de vehículos.
Sobre los acantilados existe una senda litoral peatonal que recorre la costa norte y este de la ciudad hasta alcanzar el faro de Cabo Mayor. A la senda se puede acceder mediante una escalera de gran desarrollo que, trazada por detrás de los hoteles y viviendas construidos sobre el frente litoral, salva el desnivel -superior en algunos puntos a los trece metros- que existe entre el paseo y la senda litoral. Sin embargo, esta solución imposibilita su disfrute a personas con movilidad reducida, a niños pequeños o a gente mayor. Tampoco es visible para los visitantes de la ciudad, que suelen desconocer este acceso oculto.

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Situación
1- ámbito de proyecto
2- senda de Mataleñas
3- acantilados
4- parque de Mataleñas
5- paseo marítimo
6- 2ª playa del Sardinero
7- mar Cantábrico
Nuestra propuesta pretende integrar la resolución funcional del paseo marítimo con los valores paisajísticos propios de la costa norte de Santander, cuyas formas agrestes, fracturadas y muy verticales han inspirado a numerosos artistas y son seña de identidad de la ciudad. Proponemos construir un espacio público, abierto al mar, que dé continuidad al paseo y resuelva el encuentro de éste con la senda de Mataleñas mediante un ascensor panorámico. Cuatro criterios han guiado nuestra propuesta:
– El nuevo acceso a la senda debe producirse en el lugar donde termina el paseo marítimo, junto al acantilado: es un punto de encuentro para los ciudadanos, muy concurrido y visible, junto a la playa del Sardinero, un lugar desde donde la vista abarca el Palacio de la Magdalena -una de las imágenes icónicas de la ciudad- y la costa cercana a Santander. En Mataleñas la costa presenta un perfil muy escarpado, tallado por las mareas y el oleaje, que lo convierten en su principal valor. Aquí, las intervenciones deben adquirir un carácter puntual y discreto, que no vulnere ni distorsione su interés paisajístico ni su valor natural.

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– Debe resolver el encuentro de la trama urbana con el espacio natural de Mataleñas, incorporando a la ciudad un uso abierto, público y colectivo. El aparcamiento existente deja espacio a una pequeña plaza, protegida del tráfico y abierta hacia la costa, desde la que se puede acceder a la senda. Queremos que la plaza sea un lugar de reunión, de encuentro, donde se puedan realizar actividades que den a conocer la senda de Mataleñas a los ciudadanos y a los turistas, se pueda jugar o simplemente se puedan disfrutar las vistas del mar Cantábrico. Por ello, la plaza incorpora zonas verdes, áreas de juego, bancos y un pequeño kiosko-cafetería junto al acceso a la senda. La estatua dedicada al guerrero cántabro, oculta hoy en mitad del aparcamiento, se desplaza para ocupar una posición preeminente junto al paseo.

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– Debe facilitar a las personas con discapacidad la oportunidad de disfrutar del lugar. Se trata de abrir la plaza y la senda a todos los ciudadanos, independientemente de su edad o condición física. Dado que entre la plaza y la senda hay trece metros de desnivel, la única solución accesible que no implica un gran movimiento de tierras ni la transformación irremediable de los valores paisajísticos y naturales del acantilado es un ascensor en una caja de vidrio que difumine la presencia de esta infraestructura en el lugar, y que además permita abrir las vistas del sugerente entorno natural a todos.
– La solución propuesta no debe afectar a la dinámica litoral, pero debe ser compatible con las inundaciones periódicas que se producen en la zona a causa del oleaje de las mareas vivas y los temporales invernales. Al sustituir buena parte de la superficie del aparcamiento por un nuevo pavimento rugoso de piedra y adoquines se aumenta el rozamiento de la superficie y disminuye la escorrentía y la fuerza de las olas. La vegetación, formada por pequeños arbustos, plantas y encinas, se distribuye en un cúmulo, una pequeña duna de tierra de vegetal, paralela a la línea de costa, que ayudará a contener el oleaje. La duna tiene, a su vez, otra justificación técnica: permite plantar árboles y plantas con un gran desarrollo de raíces en un lugar con muy poco suelo y de escasa calidad, ya que todo el lugar es un relleno. Se utilizan materiales de bajo coste y mantenimiento, que puedan ser fácilmente reemplazados si fuera necesario.

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Ordenación
1- plaza
2- kiosko-cafetería
3- acceso peatonal
4- terraza-mirador
5- pasarela
6- aparcamiento de bicis
7- aparcamiento
8- senda costera de Mataleñas
9- parque de Mataleñas
10- playa

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