catálogo de paisaje

Estribaciones del Gorbea es un territorio situado al norte de Álava, limitado al norte por los valles vizcaínos y guipuzcoanos, y al sur por los terrenos cerealistas de la Llanada Alavesa. Su relieve es complejo, delimitado por sierras y montes de altura media y formas alomadas en todo su perímetro, y surcado de valles tapizados de manchas forestales y pastizales, acompañados por los bosques de ribera de los ríos Baias, Zubialde y Altube. El área está dominado por el Gorbea, un macizo de 1481m de altitud habitado desde la prehistoria y que ha servido de soporte para usos tradicionales agrarios como el pastoreo, el carboneo o la agricultura de montaña. Sus laderas, cubiertas por hayedos y robledales, contrastan fuertemente con los pastizales montamos que tapizan su cima. Aquí comienza la transición paisajística hacia los ambientes mediterráneos de los valles del sur de Álava, surgiendo una mayor presencia de especies de carácter mediterráneo. A pesar de que es posible apreciar signos del predominio de esta transición bioclimática en la reducida escala que supone este espacio, es la huella humana la que ha modelado el paisaje con mayor contundencia.

El paisaje de las Estribaciones está caracterizado por las formas de relieve que le delimitan: al norte por el macizo del Gorbea, al oeste por la Sierra Salvada, desde la que se precipita el río Nervión en una cascada de 222m de caída, al suroeste por la sierra de Gibijo, que en realidad toma la forma de una meseta elevada por su suave relieve con un profundo modelado kárstico, al sur las sierras de Badaia-Arkamo-Arrato, y al este el embalse de Urrúnaga, construido a mediados de 1950 para embalsar las aguas del arroyo Santa Engracia, tributario del Zadorra. Estas formas, profundamente modificadas por la acción humana, son la base de la construcción social del paisaje de Estribaciones a través del pastoreo, la agricultura, la disposición de los núcleos de población, la red de caminos o los valores identitarios, estéticos y formales del territorio.

La actividad humana es, por tanto, tan importante como el medio físico para la definición de los paisajes que vivimos y conocemos. El hombre, al transformar su territorio crea nuevos paisajes cuya razón de ser no reside en su calidad o valor personal, económico o identitario, sino en poder ser percibidos como Unidades de Paisaje o espacios coherentes en su contenido, estructura y funcionalidad, con una identidad propia y diferente de la de los espacios o paisajes vecinos. En Estribaciones se entremezclan los usos ganaderos y agrícolas con las pequeñas áreas industriales y los nuevos crecimientos urbanos que, en ciertos casos, han desfigurado la estructura original de los pueblos.

El distinto carácter de los espacios contenidos en Estribaciones nos permite delimitar ocho unidades de paisaje, con una identidad singular: en unas abundan los espacios antropizados, los núcleos de población y las zonas industriales; otras, se caracterizan por los cultivos, los pastizales y la ganadería; el agua, los bosques o el relieve definen el resto de unidades.

A la izquierda y en el plano superior identificamos las ocho unidades de paisaje: la más extensa es Gorbea, un espacio natural de gran valor ecológico percibido como un elemento identitario para la población local que compone el fondo escénico de las ocho unidades.

Así, las unidades de paisaje se delimitan de acuerdo a los elementos y valores que contiene el territorio. Uno de esos valores es la visibilidad del paisaje, o percepción visual desde puntos de especial interés visual, situados en zonas elevadas –como hitos o miradores hacia el paisaje- o en lugares donde se concentra la población, como en el centro de una localidad o sobre una vía de comunicación. El resultado es un mapa global de visibilidad que es la suma de los mapas de visibilidad en carreteras, núcleos y miradores.

Aunque la mayor parte del territorio tiene una visibilidad comprendida entre 2 y 7, existen amplias zonas con una visibilidad muy baja debido al relieve, que es así un factor determinante que influye en la percepción y diversidad de los paisajes. El resultado obtenido señala a las cumbres del macizo central del Gorbea como la zona más expuesta, la que mayor visibilidad tiene en el conjunto del territorio, con valores que superan los 16 puntos. Esto, en un territorio tan complejo y con un relieve tan irregular supone una cifra apreciable. En el interior de los límites de las Estribaciones del Gorbea se marcan claramente otros elementos, como los cañones excavados por los ríos Altube, Baias y Zalla, el diapiro de Murgia, los llanos de Oiardo y Uzkiano y el embalse de Ulibarri. Más allá de los límites del área de estudio, llama la atención la exposición visual que tiene la llanura agrícola de Vitoria-Gasteiz desde los miradores situados al sur del área, con valores superiores a 4 y 5. La visibilidad en este caso se puede leer tanto desde Vitoria-Gasteiz a los miradores y al Gorbea como en el sentido contrario: nos habla de la continuidad espacial de los paisajes, de su interrelación y evolución conjunta.

Las Áreas de Especial Interés Paisajístico (AEIP) son fragmentos del territorio con una determinada heterogeneidad o complejidad que necesitan directrices específicas para la aplicación y desarrollo de las políticas y acciones de paisaje, para su conservación, gestión y ordenación. Se delimitan e identifican en función de su singularidad, de su valor ecológico, cultural o social, de su escasez, de su conservación, transformación o degradación, de la visibilidad para la población, de su valor identitario, o por sus cualidades sobresalientes en sus aspectos perceptivos o estéticos, mediante la visita de campo, la interpretación fotográfica, el estudio de las dinámicas y de la transformación del paisaje, y la recopilación de información de bases documentales.

El objetivo de la identificación de las AEIP es que las directrices y objetivos que desarrollen trasciendan la escala del planeamiento territorial y alcancen el del planeamiento urbanístico. Por ello, su delimitación no tiene por qué estar determinada por su pertenencia a una única unidad de paisaje –pueden formar parte de varias-, sino que debe abarcar ámbitos heterogéneos en los que se perciban de un modo claro las dinámicas y valores que fundamentan su carácter de especial interés. En base a ello, se han delimitado cuatro categorías: AEIP Ecológico, AEIP Histórico y cultural, AEIP Áreas periurbanas y en proceso de suburbanización, AEIP Vías de comunicación.

Las políticas de paisaje se aplican en las unidades de paisaje y en las áreas de especial interés paisajístico mediante la implementación de los Objetivos de Calidad Paisajística (OCP): son directrices de protección, gestión y ordenación del paisaje que recogen, proponen y desarrollan las aspiraciones de las sociedades y sus habitantes para alcanzar paisajes de calidad. Los OCP pueden ser genéricos y de aplicación en Estribaciones del Gorbea, o ser específicos para cada unidad de paisaje o para cada área de especial interés paisajístico, y referidos a la protección, gestión u ordenación de esos paisajes.